La noche es una triste
ocurrencia del día,
y el día es una esclusa
entre galaxias.
Llegas y se derrite el
contorno del tiempo,
tus huellas anochecen en
mis pómulos.
La noche es una excusa de
puta egoísta,
la galaxia ansía abrirse
de piernas.
Te vas y el tiempo no
anda, no hay huella;
descubro que soy la triste
ocurrencia...
Una vieja maleta guarda
el esqueleto
que forman millones de
estrellas
y esperan el viaje del
universo
en el contorno de tus
labios.
Sólo hay un recuerdo en
las noches del sombrero tiznado…
Siempre estás tú, asustando
a la galaxia con tus ojos,
y el día llega timorato
por si puede seducirte,
pero es tarde,
ya no caerá la noche, te
amo en toda tu bestialidad
y con los ojos inyectados
en sangre rechazo la luz
como tránsito diario y
hago del tiempo un amasijo,
por si llegas:
quiero que sepas que la
noche eres tú
y soy yo envolviendo el
universo,
quiero que entiendas de
una puta vez
que soy dios, pero ya no
me creo,
quiero vaciar mi deseo
entre tus piernas
y volver a morir tranquilamente
el resto del tiempo.